viernes, 12 de junio de 2009

Final

Y sabemos como son siempre los finales
Los papeles, las penas, los gritos consumidos
La desventura, la desazón, los tornillos
La mirada perdida y el cigarrillo encendido

El alpinismo de hotel, los caracoles
La razón, el entendimiento esquivo
Los cabellos, el humo, la herida en el café
La esperanza guardada en un archivo

La gota que sala el rostro albino
El aire indefenso, la mosca molesta
El frío de afuera, el calor de adentro
Y entre todo, un alma que se defenestra

La bronca, el nudo, la estirpe que se cierra
Las bocas, los dientes, los labios entumecidos
Sabemos eso y lo sabemos bastante bien
Así que mejor pensar
que el pasado no ha ocurrido

1 comentario:

  1. ¡Pero ocurrió y no es más que una simple imagen difusa que parece haber salido de un sueño! Y a veces duele, me cachendié. Por suerte existen los finales, que hacen de Dermaglós de las heridas que deja el paso del tiempo en el alma.

    Me parece que estoy escribiendo boludeces.

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