domingo, 30 de agosto de 2009

Primero el Hombre creó a Dios
mas luego le dio muerte
después lloró durante dos mil años

El Hombre es un pésimo padre
que se obliga a amar a su hijo
mientras crea las herramientas para matarlo

¿Estamos presenciando la vejez del Hombre?
Lo que define
el límite entre lo legal y lo ilegal
en una sociedad determinada
es el nivel de mediocridad de la misma.

domingo, 23 de agosto de 2009

¿dónde debo apoyar los pies?
mi cabeza está apoyada en el mundo
tratando de escucharlo
pero los pies ¿dónde?
¿dónde debo apoyar los pies?
mi cabeza busca oír algo desde el núcleo
quizá en el núcleo sí, me digo
me digo en el núcleo siempre sí,
porque en la superficie todo es no

¿dónde debo apoyar los pies?
mis manos están sobre ella
y no pretendo moverlas de ahí.
mi abdomen en el elástico césped
mi espalda
el tibio aire
mi cabeza aplastando mi oreja
para escuchar
no
perder
detalle
¿qué hay adentro del mundo?
qué agradable es estar así,
echado
cuerpo a tierra
sin que nadie me lo haya ordenado
y que horrible
es tener que preguntar:
¿dónde debo apoyar los pies?

he caído muerto antes de nacer.

lunes, 17 de agosto de 2009

En la entrada de mi casa

Cada vez que llego a casa y me encuentro
con
una gallina degollda
maiz
velas negras y rojas o
sapos destripados
pienso que
mientras en algún
lugar de planeta
están clonando animales
acá todavía
hay gente bruta, ignorante, inmunda, despreciable, vacía, hueca, finita
que cree que va a llamar a mi desgracia
solo por despanzurrar cosas y ponerlas
en la entrada de mi casa.
Cuando la entrevista de trabajo llega a su fin
y no estás en los planes de la empresa
el entrevistador siempre
te despide sonriente, con cara de idiota
como si le dieses pena
y a modo de consuelo eso fuera lo único
que tuviera para regalarte:
su cara de idiota.

La sonrisa es parte de su trabajo.

Y.

es por eso que no tengo máquinas
ni pulso
solo tu semilla me eleva
me hace

no
puede ser

siento arréstenlo toda la noche
porque quiero ahora
gallinas muertas y nada más en la ida
cantando en la piedra que no puede ver
una luz entre nosotros
y
malditos sean
los tipos que no callan cuando callo
cuando la ironía y cuando el barro
con la araña en el techo y la vida
y la langosta cuánto cuesta
trampolín de la mente que me
lleva te transporta
a cerrar la noche morir
en el frío témpano de ébano y rebanadas
más y otra menos

y esperando como todo el mundo espera:
otro beso y torcer el pescuezo a
ese maldito
pereza de novato y pintará
en su cara una puerta que
te lleva te hace de agua los pies
y los hombres de arena
se mangostean y prestobarbean
su barba
y.

domingo, 9 de agosto de 2009

Revolución de una tarde de verano (fragmento)

Lo que sigue es un pedazo de obra teatral que escribí el año pasado. Cuenta el momento en que la dictadura Actuista del General Recontra es derrocada por el movimiento Filosofista encabezado por el revolucionario Reinaldo Hernán Mostrameldo.

SEGUNDO ACTO

(Teniente Boston hablando al General Recontra, quien se encuentra en primera instancia fuera de escena. A la derecha hay una ventana con balcón. Al fondo, de cara al público hay otra ventana, cuadrada)


RECONTRA
¡Son unos malditos! ¡Ingratos!

BOSTON
¡Sí que lo son!

RECONTRA
¡Les doy todo y es así como me pagan! ¡Mi propio pueblo levantándose en armas contra mí! ¡Es inaceptable!

BOSTON
¡Muy inaceptable, diría yo!

RECONTRA
¿Y sabés que es lo peor de todo esto, lo que me ha hecho enfadar de sobremanera?

BOSTON
¿Qué?

(Entrando a escena desde la izquierda, vestido de manera veraniega, con shorts pero con saco de militar)

RECONTRA
Que me hayan hecho volver de mis vacaciones en la costa.

BOSTON
¡Es que así son estos malditos Krammsistas! ¡Me dan asco, Mi General!

RECONTRA
¿Cuándo entenderán los hombres que el Filosofismo no sirve, que es una utopía? ¿Acaso no es utópica la idea de que exista un gobierno sólido sobre la base del amor y la igualdad?

BOSTON
Muy utópica, diría yo…

RECONTRA
¿Y qué les he hecho, se puede saber? ¿Es que no soy un buen gobernante? ¡Hemos erradicado la pobreza! ¡Somos el único país del mundo que no tiene pobres! ¡Yo mismo me encargué de matar al último!

BOSTON
Ah, si… Ramón, me acuerdo…

RECONTRA
(Con gesto de solemnidad)
Si, fue difícil. Me había encariñado y todo… ¿Y que me decís de la deforestación?

BOSTON
Prácticamente nula…

RECONTRA
Solo tuvimos que reemplazar cada árbol del país con árboles sintéticos.

BOSTON
Muchos más hermosos que los árboles naturales, por cierto…

RECONTRA
¿Y dónde está el Obispo de la Iglesia Ortodonciana?

OBISPO
Aquí estoy, Mi General.

RECONTRA
¿Cómo puede ser que me voy unas semanas dejando la fe de mi país intacta y vuelvo encontrándome con que mi pueblo se levanta en armas y que, entre tantas otras cosas, pide la abolición de la religión?

OBISPO
No lo sé… hicimos lo que pudimos: quema de libros, violación de niños… ¡Nada les viene bien!

RECONTRA
Es por ese maldito Mostrameldo, que les metió malos pensamientos en la cabeza a mis ciudadanos…

OBISPO
Si, ese muchacho es el mismo Satanás…

RECONTRA
¿Y qué haremos ahora? ¿Qué haremos? ¡Nada más mírenlos! (se asoma la balcón) ¡Todos juntos en la Plaza Principal, cantando en contra nuestra, con los torsos desnudos! Cuánta barbarie… Estamos perdidos… Nos están derrotando…

BOSTON
¡No se de por vencido Mi General! ¡Todavía hay esperanzas!

RECONTRA
¿Esperanzas? ¿Qué es ese vocabulario? ¿Estuviste leyendo acaso?


BOSTON
¿Yo? ¡No, no, no!

RECONTRA
Más te vale.

BOSTON
Y bien, ¿Qué es lo que haremos ahora?

RECONTRA
Esperar. Yo de aquí no me muevo. Un capitán nunca abandona su barco: se hunde con él.

BOSTON
¿Y el contramaestre?

(Recontra lo mira con desprecio)

OBISPO
¡No se de por vencido, Mi General! Siempre hay solución. ¡Ya sé: inventemos que se han encontrado nuevos textos sagrados escritos por nuestro Mesías en los que afirma que la forma ideal de gobierno es la Dictadura!

RECONTRA
¡Pero es que este pueblo ha perdido ya la fe!

OBISPO
¡Entonces no esperemos a que crean en nosotros: obliguémoslos a que crean en nosotros!

RECONTRA
¡Ahh, párrocos, no sirven para nada! Por lo menos quiero que bendiga mis armas. No sea cosa que al morir me vaya a los habernos por haber matado a un par de filosofistas.

OBISPO
Con todo gusto.

BOSTON
Pero… Mi General… ¿Acaso está usted preparándose para la muerte?

RECONTRA
Hay que ser realistas. Esos imbéciles cerdos están ganando. Y aunque me perdonaran la vida, me suicidaría. Nací para tener el poder y no me permitiré seguir viviendo para ver cómo el poder cae en manos de la barbarie. Bien, Obispo: quiero confesar mis pecados antes de morir.

OBISPO
Por supuesto.

RECONTRA
Usted, Boston, tápese los oídos.


BOSTON
Si, Mi General.

RECONTRA
Bien, ayer… tuve pensamientos impuros…

OBISPO
¿Y qué tipo de pensamientos impuros tuvo usted, Mi General?

RECONTRA
Pensé… sólo por un momento… un segundo nada más… en llamar a elecciones… y… ya sabe… que el Pueblo decida cual hombre debe gobernarlo…

OBISPO
No, eso es aberrante… terrible… pero todos encuentran redención en nuestra Religión Ortodonciana…

RECONTRA
¿Si?

OBISPO
Si. ¿No lo recuerda? ¡Si usted mismo la fundó!

RECONTRA
Ah, es cierto… ¿Se acuerda cómo nos costó escribir el Libro Sagrado?

OBISPO
¡Por supuesto que me acuerdo!

RECONTRA
Voy a extrañar todo eso. ¿Recuerda los primeros bautismos que hicimos? ¡Cómo lloraban esos niños!

OBISPO
(Risa)
Si, recuerdo. Hubo que modificar las leyes para que nos dejaran entrar con ellos a los hoteles…

RECONTRA
Y todo está arruinado. Todo por culpa de un idiota que cree tener la verdad absoluta en sus manos…

OBISPO
No se eche la culpa por esto…

RECONTRA
Estaba hablando de Mostrameldo…

OBISPO
Ah, si, si.

Five o´clock

Uno nunca se arrepintió.
Otro si.
El último no se arrepintió pero fingió hacerlo.

Aplausos.

domingo, 2 de agosto de 2009

Recuerdo cuando todo estaba de maravillas,
cuando no había futuros imposibles,
y ahora aquí me ves,
intentando ser,
remediando valores, cimentando glorias inexistentes,
truncando sueños,
y quiero saber dónde quedó todo eso
que nos hacía libres.
Miro tu boca que habla sin escuchar,
siento que ya no eres tú,
y yo tampoco soy quien fui,
ni mucho menos soy quien quise ser,
y esto me deprime.
Pero ¿Tú también estás deprimida?
¿O simplemente ni te importo?
Quiero todas las sensaciones menos ésta.
El pecho me oprime los pulmones,
la fragilidad de mi espíritu es la de una brisa otoñal,
y tu boca sigue encendida,
y me recorre pero no en la zona que lo necesito,
y puedo pedir que dejes de hacerlo
¿Puedo pedir que dejes de hacerlo?
No; no quiero, debo dejar que esto pase,
Y que pase todo, incluso la vida.
Quiero sentir todas las sensaciones que un hombre puede sentir.
Quiero sentir todas las sensaciones menos ésta.
Y tu boca sigue encendida,
y te digo cosas al oído,
pero nada me llena.
Y lo que digo no te sirve,
ni a mi tampoco.
Así que creo que llegó el momento de la despedida,
debo irme en busca de lo que perdí,
por esperarte en paradas vacías,
por esperarte en esa gran taza llena de melancolía y tres de azúcar.
Se que no te importa, y que no me tomas en serio
y piensas que voy a volver,
porque eso es lo que la humanidad te hizo creer:
los hombres siempre vuelven.
Respira el agua y siente ahogar tu nariz
Jazzea tu cuerpo y contornea tu papel glacé
que todo es solo por esta vez.
Puedo explicarlo: es el único intento
vale sus veces en oro, petróleo o lo que sea
y mientras, puedes cambiarle el diario al canario.
Observa el aire, que es tanto que no cabe en ti,
ni en mí ni en nadie; tan grande es
Sin embargo uno no lo valora tanto como a un pez,
que nada y genera lo que es con el agua.
Y sin ella y sin tu nariz,
se arrugan las frentes de las cascadas,
¡Qué pueden saber, más que de rocas esas malditas fuentes!
Lo que no saben es que todo es solo por esta vez.
Bailando en el agua, nadando en los árboles, observo tu cara relajada en las profundidades de un sueño en mi lecho. Tu boca luce más carnosa y morada que de costumbre. Hinchada. Te arropás con la sábana e inconcientemente la acercás a tu nariz para oler la resaca de la pasión nocturna, para oler mi olor y el tuyo impregnados en ella.
Cuando te vayas, sabré si te amo o no.
Lo sabré al sentarme en la crujiente silla que apunta a la ventana; mi ventana, tal vez tuya también.
Lo sabré al calentar la pava y cebarme mate en soledad, quizá sintiendo un no-se-qué en el cuerpo.
Sabré si te amo o no, cuando te vayas y tu sombra quede dibujada en mi colchón;
cuando algún rato después encuentre entretejido en el hilo de mi remera, un pelo largo y ondulado como la vida;
cuando todavía pueda sentir tu calor en el aire espeso de la humedad bonaerense;
cuando me rasque la cabeza y la memoria sensorial me lleve a recordar tus juguetones dedos acariciando la punta de mis cabellos;
cuando me ponga el calzado y recuerde que ayer nomás tuve que quitarte el tuyo;
cuando quiera leer un libro y todas las palabras sean tu nombre;
y cuando salga a la puerta y escuche los odiosos ruidos de una ciudad que se presume despierta y ansíe, anhele, desee escuchar tus susurros en mi oreja otra vez.
Cuando te vayas sabré si te amo o no, y mientras tanto solo puedo contemplarte en el silencio del vigía, deseando con total sinceridad
que no te vayas nunca.