martes, 30 de junio de 2009

El hombre apartaba las ojeras de sus cuerdas vocales
sincerizando las maneras de montar
cuesta abajo las lujurias

los formatos fueron crispados
como dos huevos estrellados en la pared

los oboes lamieron la sal
la lamieron
la dejaron escurrir entre sus papilas
gustosas de Dios
la serpiente la víbora
y tocate el huevo/la teta izquierdo/a
si querés

el colapso es inevitable
las ronchas infranqueables
el azúcar tan lejano ahora.

domingo, 28 de junio de 2009

Puedo oler el temor de tus ojos
acercándose a mi oído
para susurrar una melodía olvidada
en los umbrales de una mal formada devoción
a las paredes, las frías
puro escombro totémico y demás,

y quizás también quiera pueda logre
respirarme
hasta la mugre de tus uñas
en el lugar donde duermen las palabras
donde se siente el agua
clara
como un espejo
reflejando el calor sudoroso
de las mañanas odiadas.

jueves, 18 de junio de 2009

Si es lo que buscan, entonces están errados, pero el destino es un sujeto muy cruel. Probablemente haya más gente sentada de la misma manera: atosigada al borde de un camino cerrado, polvoriento y tan hermético como los gritos de la pobreza.
¿Cómo ahuyentar las nieves negras de los edificios blancos? Te preguntas constantemente y siempre sin entender quién puso esa incógnita en tu cabeza. “Fue Dios” te respondería, pero eso es algo de lo que no debemos hablar en voz alta. O directamente eso es algo de los que no hay que hablar. Y ahora la pregunta es: “¿Por qué?” No lo sé y jamás lo sabré, pero haré lo posible por ignorarme a mí mismo. Eso es lo que YO voy a hacer, y de ninguna manera te lo estoy sugiriendo, porque si hiciera eso, solo podría significar una cosa: que la comida está servida.
Su piel es tan blanca que pareciera como si la menor brisa pudiera romperla, cortarla.
Se ve tan frágil. Tan delicada.
Es tan blanca su piel que creo poder ver sus venas, sus vasos capilares, sus células.
Es tan blanca su piel que pienso que si la besara en la mejilla izquierda, mi beso le haría doler e incluso sangrar.
Su piel es tan blanca que me da asco.

miércoles, 17 de junio de 2009




Cuando el aire sea la única prenda que lleves puesta,
he de besarte los ojos, las manos, los pies;
he de observar cómo la luna te baña el contorno
dibujando tu silueta en un pálido gris azulado;
y cuando el aire sea viento será el rojo de tu pelo
el que tiña mi silueta,
siendo los dos cuerpos pintados,
bañados por la espesura de la noche,
buscando cada uno el calor en el cuerpo del otro.
Recorriendo con la nariz cada centímetro de piel,
inhalando el olor a pasión desparramada en cada beso;

Cuando el aire sea la única prenda que lleves puesta
serán mis penas olvidadas y mis glorias consumadas.
Serán tus dientes rozando la punta de mis orejas
La humedad de tu aliento en mi aliento también,
Serán los cuerpos, la fricción, la tambaleante ondulación pendular,
el cauce de los suspiros intentando desbordar las orillas
Serán todos los universos danzando para nosotros al ritmo de los océanos

Cuando el aire sea la única prenda que lleves puesta,
mi mente ya no intentará nada que la separe de tu Ser.
Mi mundo serán tus abrazos, mi cielo tus labios,
y mi infierno la idea de perderte algún día.
Cuando el aire sea la única prenda que lleves puesta,
he de besarte los ojos, las manos, los pies…

domingo, 14 de junio de 2009

A veces te vas a equivocar
No puedo verte serpentear
Y te baña y te esfuerza
El claro y la luna y todo,
Todo es temerario y al revés;
Y mis pies se vuelan, se vuelan se hacen de arena

Hay pelos para morder,
Hay cuerpos que humedecer
La saliva ladra en tu extasiada contorsión,
Es una vez más, después de otra vez más
Son muy dos veces, son muy

Y la alergia de la impunidad se hace agua entre los dedos de tus pies
¡Y los sonidos que fuertes suenan los sonidos que fuertes!
Se escucha el canto, si, se escucha y te escupe el contagio imperecedero
La mañana aceitada como la noche del infierno y opaca como un terremoto
busca en mi oreja el esqueleto de la fuerza, de la fuerza el esqueleto busca en mi oreja
¡Mi oreja en mi busca de la fuerza el esqueleto!
Lo busca, lo busca, sabemos bien que lo busca…

viernes, 12 de junio de 2009

Final

Y sabemos como son siempre los finales
Los papeles, las penas, los gritos consumidos
La desventura, la desazón, los tornillos
La mirada perdida y el cigarrillo encendido

El alpinismo de hotel, los caracoles
La razón, el entendimiento esquivo
Los cabellos, el humo, la herida en el café
La esperanza guardada en un archivo

La gota que sala el rostro albino
El aire indefenso, la mosca molesta
El frío de afuera, el calor de adentro
Y entre todo, un alma que se defenestra

La bronca, el nudo, la estirpe que se cierra
Las bocas, los dientes, los labios entumecidos
Sabemos eso y lo sabemos bastante bien
Así que mejor pensar
que el pasado no ha ocurrido

jueves, 11 de junio de 2009

Astros esculpen estrellas sobre algo.
Las macetas miran ya sus plantas, y su tierra exige ser regada.
Un suelo que todo cree saberlo, sosteniendo tu vestido rojo como el agua.
Moluscos descansan en dulces sueños de agua salada
Las ventanas entreabiertas golpean entre sí, resultantes de empujones de vientos sin rumbo.
Dicen que había aves ese día, y ellas contradicen con un aleteo.
El pasillo se mostraba ágil y blanquecino, con un halo de esperanza en el final. Pequeñas ventanas, a grandes alturas, observaban mis pasos sobre el suelo de maderas crujientes. Paredes cálidas proyectaban aires espesos. Fuentes espumosas cada cuatro metros indicaban una simetría difícil de aceptar. A pesar de todo decidí continuar, pues al final se encontraría la respuesta a mis imploraciones nocturnas.
A medida que mis pies, eternos trazadores, aumentaban la distancia entre mi cuerpo y la puerta de entrada, noté que las ventanillas a grandes alturas disminuían su poder hipnótico. La incomodidad que me expresaban al principio, fue apagándose con la aceleración de mis zapatos. Clara señal de que había llegado. Un tronco. Una piedra. Un pastizal. Escogí el tronco y decidí callar.
Los días en blanco me tocan en suerte no sin abusar de ser periódicos. Son días en que las perturbaciones osan atravesar los límites que mi Ser impone.
Estimaciones, conjeturas, sobrecarga de papeles vacíos. Prosas inocuas de un autor falaz. Los días en blanco me colman la paciencia, pero no me permiten estallar. Son momentos en que la clepsidra debería detenerse para mí. Para poder pensar. Relajarme. Hundir mi existencia en el lodo de la desesperante razón humana.
Cuando los días se ponen blancos, es cuando descubro que es inútil imponerse ante las reglas. Que las revoluciones jamás existieron, y que soy incapaz de hallar un motivo que me enlace a la humanidad.
Soy demasiado racional como para depositar mi fe en una religión.
Soy demasiado pasional como para dedicarme a la ciencia.
Soy demasiado torpe como para poder amar correctamente, y mucho más torpe soy para lograr que a quien amo me ame por igual.
Quizás solo me quede el arte, pero el sentimiento de soledad que ella me imprime es desgarrador.