domingo, 9 de agosto de 2009

Revolución de una tarde de verano (fragmento)

Lo que sigue es un pedazo de obra teatral que escribí el año pasado. Cuenta el momento en que la dictadura Actuista del General Recontra es derrocada por el movimiento Filosofista encabezado por el revolucionario Reinaldo Hernán Mostrameldo.

SEGUNDO ACTO

(Teniente Boston hablando al General Recontra, quien se encuentra en primera instancia fuera de escena. A la derecha hay una ventana con balcón. Al fondo, de cara al público hay otra ventana, cuadrada)


RECONTRA
¡Son unos malditos! ¡Ingratos!

BOSTON
¡Sí que lo son!

RECONTRA
¡Les doy todo y es así como me pagan! ¡Mi propio pueblo levantándose en armas contra mí! ¡Es inaceptable!

BOSTON
¡Muy inaceptable, diría yo!

RECONTRA
¿Y sabés que es lo peor de todo esto, lo que me ha hecho enfadar de sobremanera?

BOSTON
¿Qué?

(Entrando a escena desde la izquierda, vestido de manera veraniega, con shorts pero con saco de militar)

RECONTRA
Que me hayan hecho volver de mis vacaciones en la costa.

BOSTON
¡Es que así son estos malditos Krammsistas! ¡Me dan asco, Mi General!

RECONTRA
¿Cuándo entenderán los hombres que el Filosofismo no sirve, que es una utopía? ¿Acaso no es utópica la idea de que exista un gobierno sólido sobre la base del amor y la igualdad?

BOSTON
Muy utópica, diría yo…

RECONTRA
¿Y qué les he hecho, se puede saber? ¿Es que no soy un buen gobernante? ¡Hemos erradicado la pobreza! ¡Somos el único país del mundo que no tiene pobres! ¡Yo mismo me encargué de matar al último!

BOSTON
Ah, si… Ramón, me acuerdo…

RECONTRA
(Con gesto de solemnidad)
Si, fue difícil. Me había encariñado y todo… ¿Y que me decís de la deforestación?

BOSTON
Prácticamente nula…

RECONTRA
Solo tuvimos que reemplazar cada árbol del país con árboles sintéticos.

BOSTON
Muchos más hermosos que los árboles naturales, por cierto…

RECONTRA
¿Y dónde está el Obispo de la Iglesia Ortodonciana?

OBISPO
Aquí estoy, Mi General.

RECONTRA
¿Cómo puede ser que me voy unas semanas dejando la fe de mi país intacta y vuelvo encontrándome con que mi pueblo se levanta en armas y que, entre tantas otras cosas, pide la abolición de la religión?

OBISPO
No lo sé… hicimos lo que pudimos: quema de libros, violación de niños… ¡Nada les viene bien!

RECONTRA
Es por ese maldito Mostrameldo, que les metió malos pensamientos en la cabeza a mis ciudadanos…

OBISPO
Si, ese muchacho es el mismo Satanás…

RECONTRA
¿Y qué haremos ahora? ¿Qué haremos? ¡Nada más mírenlos! (se asoma la balcón) ¡Todos juntos en la Plaza Principal, cantando en contra nuestra, con los torsos desnudos! Cuánta barbarie… Estamos perdidos… Nos están derrotando…

BOSTON
¡No se de por vencido Mi General! ¡Todavía hay esperanzas!

RECONTRA
¿Esperanzas? ¿Qué es ese vocabulario? ¿Estuviste leyendo acaso?


BOSTON
¿Yo? ¡No, no, no!

RECONTRA
Más te vale.

BOSTON
Y bien, ¿Qué es lo que haremos ahora?

RECONTRA
Esperar. Yo de aquí no me muevo. Un capitán nunca abandona su barco: se hunde con él.

BOSTON
¿Y el contramaestre?

(Recontra lo mira con desprecio)

OBISPO
¡No se de por vencido, Mi General! Siempre hay solución. ¡Ya sé: inventemos que se han encontrado nuevos textos sagrados escritos por nuestro Mesías en los que afirma que la forma ideal de gobierno es la Dictadura!

RECONTRA
¡Pero es que este pueblo ha perdido ya la fe!

OBISPO
¡Entonces no esperemos a que crean en nosotros: obliguémoslos a que crean en nosotros!

RECONTRA
¡Ahh, párrocos, no sirven para nada! Por lo menos quiero que bendiga mis armas. No sea cosa que al morir me vaya a los habernos por haber matado a un par de filosofistas.

OBISPO
Con todo gusto.

BOSTON
Pero… Mi General… ¿Acaso está usted preparándose para la muerte?

RECONTRA
Hay que ser realistas. Esos imbéciles cerdos están ganando. Y aunque me perdonaran la vida, me suicidaría. Nací para tener el poder y no me permitiré seguir viviendo para ver cómo el poder cae en manos de la barbarie. Bien, Obispo: quiero confesar mis pecados antes de morir.

OBISPO
Por supuesto.

RECONTRA
Usted, Boston, tápese los oídos.


BOSTON
Si, Mi General.

RECONTRA
Bien, ayer… tuve pensamientos impuros…

OBISPO
¿Y qué tipo de pensamientos impuros tuvo usted, Mi General?

RECONTRA
Pensé… sólo por un momento… un segundo nada más… en llamar a elecciones… y… ya sabe… que el Pueblo decida cual hombre debe gobernarlo…

OBISPO
No, eso es aberrante… terrible… pero todos encuentran redención en nuestra Religión Ortodonciana…

RECONTRA
¿Si?

OBISPO
Si. ¿No lo recuerda? ¡Si usted mismo la fundó!

RECONTRA
Ah, es cierto… ¿Se acuerda cómo nos costó escribir el Libro Sagrado?

OBISPO
¡Por supuesto que me acuerdo!

RECONTRA
Voy a extrañar todo eso. ¿Recuerda los primeros bautismos que hicimos? ¡Cómo lloraban esos niños!

OBISPO
(Risa)
Si, recuerdo. Hubo que modificar las leyes para que nos dejaran entrar con ellos a los hoteles…

RECONTRA
Y todo está arruinado. Todo por culpa de un idiota que cree tener la verdad absoluta en sus manos…

OBISPO
No se eche la culpa por esto…

RECONTRA
Estaba hablando de Mostrameldo…

OBISPO
Ah, si, si.

2 comentarios:

  1. Interesante, me gustaría leerla entera. Expone algo un poco Huxleyiano y se me mezcla con algo de Sartre que leí hace poco (Muertos sin sepultura).
    Lo felicito, señor.
    J.

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