¿De qué estamos hablando?
Porque ya no logro entender nada de lo que dices.
Y cuando tus ojos arrancados a duras penas
y derramados en tibios ocasos me miran,
mis carnes
siguen sueños que ya la banquina arrimarán.
Y tengo mi soledad instalada en el cuarto
esperando que la salves
el día del reloj.
lunes, 27 de julio de 2009
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