escribo para no morir, para no ahogarme en la estolidez del mundo
porque recibí besos que me dolieron
y lágrimas partidas en dos
(una mitad en cada ojo)
y porque lo que puedo dar todavía no lo he dado
porque la inspiración no me debe encontrar sin hacer nada,
la inspiración
conviene que me agarre trabajando
(y eso es de un amigo)
escribo para recordar con palabras
lo que no he vivido con mi cuerpo,
para trazar caminos
líneas punteadas
y flechas de colores,
tratando de delimitar lo que vendrá o lo que fue,
lo que, siendo una cosa u otra, será o fue presente
escribo porque vivo, porque muero, porque existo
escribo para saber cómo se siente la piel del dictador
del vagabundo
o de la mujer recién casada,
para poder vivir más de lo que me toca
escribo porque estoy vivo.
lunes, 8 de febrero de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Sientes que el mundo te pertenece, nuestros lenguajes son diferentes, pero aun así ambos perforan la piel, las entrañas. Puedo leerte porque en tus escritos veo lo que en mis obras; una desesperada búsqueda para ser digno de ser. Y en nuestra búsqueda palpitamos la cercanía de la muerte y la lontananza del ayer.
ResponderEliminarUn abrazo que matándonos nos nace.
Libera