Tal vez soy débil como la carne, la sangre. Soy débil, como el leve cantar mal pronunciado de un niño en lo lejanamente verde de una plaza mal cortada. Las hojas, las sojas, sólo una diferencia: un silencio en tiempo de negra, o menos aún.
Rojos que se hamacan, de un lado a otro se hamacan y despiertan perezosos. Veo toda la acción de una manera relajada.
Soy el campeón de los pantalones sucios o ellos son los campeones de mí.
Los hombres somos la religión de Dios, Él nos reza todas las noches. Una vez en su plegaria nos pidió que crucifiquemos una parte de su Ser: la carnal.
Estoy tratando de no pensar, lastimé a mi amor hoy, y si me detengo a pensar en eso perderé más la cabeza de lo que ya la he perdido.
¿Soy un mal tipo o un idiota? A veces soy las dos cosas, creo yo, al juzgar por los resultados que obtengo de mi accionar.
Tengo un radar que esquiva, un radar que no me sirve para nada porque no tengo una conciencia. No pido mucha, aunque sea mándenme un grillo que se quede en mi hombro, así por lo menos tendré a quién matar luego de enviar culpas.
Un amigo, uno solo, y la existencia se habría justificado. Cuando un amigo aparezca será el Único, el Mesías, y yo seré su María Magdalena. Seré su puta.
domingo, 6 de septiembre de 2009
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Que gran final!
ResponderEliminarEstá genial :)
Laura.
Freddie Egon, te leo y entiendo la diferencia entre escribir un poema y ser el poema
ResponderEliminarAMO LO QUE ESCRIBÍS!
Un gran abrazo
Tomás Rodriguez
Excelente texto, me encantó. Mucho. Lo mejor que leí en todo el día de hoy.
ResponderEliminarLos colores surrealistas denotan una exageración sutil, la lágrima que se abre, la náusea entre sentir y no sentir, el nuevo ojo que se distrae y se confunde con el mover de las manos externas, la búsqueda que vas hilando hasta ser una cosa más sucia y más suave que esos pantalones campeones de tu saliva interna. Mientras tanto vas argumentando una percusión de piano, es decir, un color vivo que se persuade en morir sobre el índice de metáfora descalza.
Te aplaudo, me saco la boina.
Paz.
Agus.